Después de cinco años en que el índice Dow Jones (DJIA) se multiplicó por cinco, llegó a un tope máximo de 381.17 el 3 de septiembre de 1929. A partir de entonces, el mercado cayó profundamente por un mes. El declive se aceleró en lo que se llamó "Jueves Negro", el 24 de octubre de 1929. Ese día se negociaron un número récord de 12.9 millones de acciones.
Desde el 21 de Octubre la acumulación de ordenes de venta había hecho bajar los valores; sin embargo el 24 de Octubre el llamado Jueves Negro, 13 millones de titulos son puestos a la venta bajo precio y no encuentran comprador, provocando el hundimiento de la bolsa.
A la 1 p.m. del viernes 25 de octubre, varios grandes banqueros de Wall Street se reunieron para encontrar una solución al pánico y caos en las negociaciones bursátiles. La reunión incluyó a Thomas W. Lamont, actuando en representación de JPMorgan Chase; Albert Wiggin, representante del Chase National Bank; y Charles E. Mitchell, presidente del National City Bank. Ellos escogieron a Richard Whitney, vice presidente de la Bolsa de Nueva York, para actuar en su nombre. Con los recursos financieros de los banqueros como respaldo, Whitney colocó una oferta para comprar un gran bloque de acciones del U.S. Steel a un precio muy por encima del mercado. Luego, ante la mirada sorprendida de los negociadores, Whitnet compró un número similar de acciones en otro Blue chip. Esta táctica fue parecida a una táctica que terminó con el Pánico de 1907 y tuvo éxito en detener el descenso ese día. En este caso, sin embargo, la tregua fue solo temporal.
Durante el fin de semana, los eventos fueron cubiertos por los periódicos en todos los Estados Unidos (Ver sección AMERICA de la LaVanguardia publicada el día 31-10-1929 - Heroteca de LaVanguardia). El lunes 28 de octubre más inversores decidieron salir del mercado y la caída continuó con una pérdida récord del 13% en el Dow Jones ese día. El día siguiente, "Martes Negro, 29 de octubre de 1929, se negociaron 16.4 millones de acciones, un número que rompió el récord establecido siete días antes y que no sería excedido hasta 1969. Richard M. Salsman escribió que en octubre del 29, en medio de rumores de que el presidente de los Estados Unidos Herbert Hoover no vetaría el Acta de Tarifas Hawley-Smoot que estaba pendiente, los precios de las acciones se vinieron abajo aún más. William C. Durant se juntó con miembros de la familiar Rockefeller y otros gigantes financieros para comprar grandes cantidades de acciones con el fin de demostrar al público su confianza en el mercado, pero sus esfuerzos fallaron en el intento de detener la caída. El Dow Jones perdío otro 12% ese día. La bolsa perdío $14 miles de millones en valor ese día, sumando $30 miles de millones la pérdida para la semana, diez veces más que el presupuesto anual del gobierno federal y mucho más de lo que Estados Unidos gastó en la Primera Guerra Mundial.
Otra caída ocurrió el 13 de noviembre cuando el Dow Jones cerró en 198.6, aunque el mercado se recuperó en los siguientes meses de ese punto, alcanzando un pico de 294.0 en abril de 1930. En la primavera de 1930 la Banca Morgan decide vender las acciones que ha acumulado y tiene lugar una nueva caída de la bolsa. Las cotizaciones siguen descendiendo. El mercado de valores se embarcó en una caída constante en abril de 1931 que no terminó hasta 1932 cuando el Dow Jones cerró en 41.22 el 8 de julio de 1932, concluyendo en un deterioro de 89% de declive desde el punto más alto. Este fue el punto más bajo en el que estuvo el mercado de valores desde el siglo XIX.
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