Los países europeos, donde el virus impactó inicialmente, llevan meses de evolución y recientemente han mostrado un aumento en la identificación de casos nuevos. Lo notable es que el registro de muertos por cantidad de casos nuevos no acompaña lo vivido al principio.
Se podría pensar que hay mayor cantidad de testeos evidenciando que la mortalidad es, en realidad, mucho más baja de los esperado o que el virus, tal como otros, muta hacia una versión más contagiosa y menos mortal lo que asegura su propagación.
Este listado está ordenado por cantidad de muertes por millón que muestra claramente que el techo se establece alrededor de 600–700.
Analizando uno a uno. España muestra tantos contagios como al principio pero sin embargo la curva de muertes se ha ido a cero después del pico.
Gran Bretaña tiene el mismo patrón observado. Falta de correlación en el coportamiento inicial y actual.
Italia muestra también un incremento de casos que no se manifiesta de ninguna manera en la curva de muertos.
Francia hasta tiene más casos que en marzo. Si se recalcula la mortalidad respecto de los casos, el parámetro cambia extensiblemente.
Claramente las medidas extremas de encierro no tienen absolutamente ningún sentido más allá de blindar a la población de riesgo y permitir que la población quede inmune, sino es extender más aún los plazos donde el esfuerzo no da resultados y el daño a los países, enorme.