BEGOÑA ARCE
LONDRES
El mundo de la ciencia ha vuelto a lamentar la actitud intolerante del papa Benedicto XVI, y la de la Iglesia católica en general, hacia el uso de preservativos y el aborto. En su último número, la prestigiosa revista médica británica The Lancet critica a Benedicto XVI por no haber modificado su posición sobre el uso de los condones como arma para frenar la expansión del virus del sida. La publicación afirma que, a pesar de haber pedido que el Consejo Pontificio sobre Cuidados Pastorales de la Salud llevase a cabo un estudio científico, técnico y moral sobre la prevención del sida, el Papa no ha variado su postura. "Este Pontífice conservador también ha reafirmado la oposición incondicional de la Iglesia hacia el aborto", opina asimismo el editorial de la publicación.
The Lancet subraya que de los 1.100 millones de católicos que hay en el mundo, no todos coinciden con las posiciones oficiales del Vaticano, ni con su intransigencia en algunos asuntos sobre ciencia y salud. "Hay muchos católicos y prelados que reconocen la importancia de los preservativos para hacer frente a la epidemia de sida y saben que 68.000 mujeres fallecen cada año a causa de abortos realizados en condiciones antihigiénicas", afirma el escrito.
EL OTRO LADO DE LA IGLESIA También cita el ejemplo de un prelado con una mentalidad muy diferente a la de Benedicto XVI. "El cardenal Carlo Maria Martini, que fue uno de los candidatos al papado en el 2005, ha apoyado el uso de los preservativos para luchar contra el sida. El cardenal también ha dicho que la legalización del aborto ha tenido el efecto positivo de reducir el número de interrupciones ilegales".
La política del Vaticano tampoco la aplican, añade The Lancet, muchos trabajadores sociales católicos que hacen un trabajo esencial en países sin recursos, distribuyendo en muchos casos preservativos, a título privado, entre pacientes infectados por el sida. "Católicos como estos nos recuerdan que ciencia y religión no son incompatibles", asegura la publicación.
CRÍTICAS DE AMNISTÍA
El Vaticano ha chocado en el pasado con algunas organizaciones internacionales de defensa de los derechos humanos, incluida Amnistía Internacional y varias agencias de la ONU, sobre temas como el aborto y el control de la natalidad. Benedicto XVI tiene previsto dirigirse este año a la Asamblea de Naciones Unidas, una intervención en la que podría evocar estos temas. La Unión Europea también condenó en su día la "intolerancia" de la Iglesia con respecto al uso de los preservativos, una actitud que "pone en gran peligro la vida de millones de personas".
The Lancet aboga por un acercamiento entre el frente de la ciencia y el fortín vaticano. Hay que "mantener siempre vivo el diálogo entre científicos y dirigentes católicos, tanto en las universidades como en cualquier otro lugar, aunque los científicos estén en desacuerdo con la interpretación que hace la Iglesia del mundo que nos rodea", dice. Recientemente, el Papa tuvo que cancelar un discurso en la Universidad La Sapienza de Roma por haber defendido el juicio que la Iglesia católica llevo a cabo contra el científico Galileo, al que condenó por herejía en 1663. Profesores y estudiantes acusaron al Papa de hostilidad hacia la ciencia. The Lancet opina que esta condena es excesiva y elogia que el Vaticano patrocinara en el 2006 una conferencia sobre cambio climático.
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