Varios científicos han determinado que las personas que duermen cerca de aeropuertos tienen más riesgo de sufrir enfermedades cardiacas y fallos hepáticos. El ruido de las aeronaves es mucho más perjudicial que el de otras fuentes
Reuters Londres - Vivir cerca de un aeropuerto no sólo es fastidioso. También es insalubre, de acuerdo a las conclusiones de un estudio científico apoyado por la Comisión Europea que determina que el ruido fuerte sube de forma instantánea la presión sanguínea de una persona... aunque esté durmiendo.
Cuanto más fuerte sea el ruido, más sube esa presión. "Vivir cerca de aeropuertos en los que se está expuesto al ruido nocturno de aeronaves es un problema importante", afirma Lars Jarup, el investigador de la Universidad de Glasgow (Reino Unido) que ha liderado el estudio.
Como es ampliamente conocido, unos niveles altos de presión sanguínea -o hipertensión, un mal que padecen más de 1.000 millones de adultos en todo el mundo- pueden desembocar en infartos, fallos cardíacos o hepáticos.
En el estudio, que se ha desarrollado durante más de cuatro años, los científicos han constatado que aquellas personas que vivieron durante al menos cinco años en una casa que estaba justo bajo la senda de despegue o planeo de un aeropuerto cercano, presentaban un mayor riesgo de desarrollar hipertensión que aquellos que vivían en zonas más alejadas.
Relación directa y evidente
También se comprobó, en 5.000 personas, que cuando el nivel de ruido nocturno al que estaban expuestos los sujetos se incrementaba en 10 dB, la hipertensión era un 14% más frecuente, independientemente del sexo.
"Sabíamos que el ruido del tráfico aéreo puede ser una fuente de irritación, pero nuestra investigación demuestra que también puede ser dañino para la salud de las personas, algo que es particularmente significativo a la hora de examinar los planes de expansión de los grandes aeropuertos internacionales", afirma Jarup.
En el estudio, los científicos también instalaron dispositivos para medir de forma remota la presión sanguínea de 140 residentes cerca del aeropuerto de Heathrow, uno de los que tiene el tráfico más denso de todo el mundo.
El peor ruido, el de los aviones
Cada 15 minutos, los dispositivos de grabación recibían los datos de la tensión de los voluntarios. Además, contaban con grabaciones de lo que ocurría en las casas durante la noche, con las que pudieron constatar qué tipo de ruidos eran los que más afectaban a la tensión arterial.
Y es que, si el nivel de decibelios era el factor más relevante (más ruido, más tensión), era el sonido del paso de los aviones el que peor le sentaba al cuerpo de los voluntarios.
"En la mayor parte de casos (se constata) que el ruido de una calle o una carretera no es demasiado malo durante la noche. Pero si vives cerca de un aeropuerto con tráfico nocturno, esa es otra historia completamente diferente", afirma Jarup.
via aDn.es
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