Dos de las oportunidades más gloriosas en que el cine ha sido testigo de la transformación de un villano en héroe les corresponden a superproducciones con licencias para todo. En El regreso del Jedi, el maligno Darth Vader se colocó del lado de su hijo Luke Skywalker y murió por salvar la causa de los rebeldes que luchaban contra el Imperio. En Terminator II, Arnold Schwarzenegger interpretó al mismo robot de la primera parte, pero reprogramado de tal forma que en esta oportunidad su inteligencia artificial le indicaba que protegiera a Sarah Connor y a su hijo John, sus ex víctimas. DESCARGAR
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