Se supone, con cierta probabilidad, que entre los siglos X y VII a.C., Italia central estaba poblada por los dos grupos principales en que se dividían los italianos: los osco-umbros y los latinos. Latium Vetus (el antiguo territorio del Lacio) estaba poblado por etruscos, volscos, sabinos, ecuos, rútulos y ausonios. Vinieron de diferentes áreas de Italia central, incluyendo Toscana, Marcas y Liguria. Entre ellos, los latinos desarrollaron una sociedad organizada que fue la principal fuente de la población romana. Los latinos originalmente se quedaron en los Colli Albani (los montes Albanos, en la moderna Castelli), a unos 30 u 80 km al sudeste del monte Capitolino. Luego bajaron hacia los valles, los cuales ofrecían mejores tierras para la agricultura y la ganadería. Las zonas inmediatas al río eran muy favorables y además ofrecían recursos estratégicos notables: el río formaba una frontera natural por un lado mientras los montes daban un resguardo defensivo del otro. Esta posición también daba a los latinos control sobre el río, y su posible tráfico comercial y militar, desde el natural punto de observación en la isla Tiberina, la isla situada frente al actual Trastevere. También se podía controlar el tráfico terrestre ya que Roma se situaba en la intersección de los principales caminos al mar desde Sabinia, al sureste, y Etruria, al noroeste. Se supone que el desarrollo del asentamiento comenzó con diferentes poblaciones separadas (borgate), situadas en los montes, las cuales se unieron para formar Roma. Estudios recientes sugieren que el monte Quirinal fue muy importante en los tiempos antiguos. Sin embargo, el primer monte en ser habitado parece haber sido el Palatino (lo que confirmaría la leyenda), que está en el centro de la Roma antigua. Sus tres crestas (los montes menores Cermalo o Germalo, Palatium y Velia) se unieron con las tres cimas del Esquilino (Cispio, Fagutal y Opio), y luego los pueblos sobre el monte Celio y la Subura, entre los montes de Rione Moderna, Monti y Opio. Posteriormente, la ciudad creció hasta abarcar también los montes Aventino, Capitolino, Quirinal y Viminal.
Estos montes tenían nombres expresivos: el monte Celio también era llamado Querquetulanus, debido a los robles (quercus), mientras que el Fagutal (Fagutalis) estaba poblado por bosques de hayas (fagus) y el Viminal (Viminalis) por el mimbre (vimen) de los sauces. Descubrimientos recientes revelan que el Germalus, sobre la parte norte del Palatium, era el sitio de una población del siglo IX a. C. con viviendas circulares o elípticas. Estaba protegida por una cerca de tapial (quizá reforzada con madera), y es probable que este sitio fuera donde verdaderamente se fundó Roma.
El territorio de esta federación llamada pomerium, encerraba a la llamada Roma Quadrata (cuadrada). Ésta sería extendida con la inclusión del monte Capitolino y la isla Tiberina ya cuando Roma se convertía en un oppidum, un pueblo fortificado. El Esquilino todavía era una población satélite. Éste sería incluido con las expansiones servias.
Las celebraciones del septimontium ("de los siete montes"), el 11 de diciembre, en aquel entonces eran consideradas en relación a la fundación de la ciudad. Sin embargo, como el 21 de abril es la única fecha en las que todas las leyendas se ponen de acuerdo, recientemente se ha argumentado que probablemente el septimontium celebraba más bien las primeras federaciones entre los poblados de los montes romanos; de hecho, una federación similar era celebrada por los latinos en Cave, un pueblito al sudeste romano, o en el Monte Cavo en Castelli.
La leyenda sobre la fundación romana tiende a relacionar al naciente pueblo con las entidades más eminentes de su época, para poder "demostrar" que su gran éxito depende también de su origen especial, o para completar su reputación con referencias de primera clase. Sin embargo, esta historia es una historia completa, y la tradición romana entera está basada en ella. Hay varias versiones de esta leyenda; la siguiente se considera comúnmente como la principal:
Bajo órdenes del príncipe Aeneas o Eneas, el derrotado ejército troyano cruzó el mar Mediterráneo para alcanzar las costas del Lacio. Aquí arribaron en una área probablemente entre el moderno Anzio y Fiumicino, al sudoeste de Roma. Más comúnmente se supone que arribaron a Laurentum (o Larentum); otras versiones dicen que arribaron a Lavinium, un lugar nombrado por Lavinia, la hija del rey Latino.
Latino, sabio rey de los latinos, los hospedó, dejando que reorganizaran su vida en el Lacio. Su hija Lavinia había sido prometida a Turno, el rey de los Rutuli, pero Latino prefirió ofrecerla a Eneas; Turno consecuentemente le declaró la guerra. El resultado fue la muerte de Turno y la captura de su gente. Ascanio, el hijo de Eneas, también conocido como Iulo, fundó Alba Longa y fue el primero en una larga serie de reyes.
El rey Procas fue el padre de Numitor y de Amulio. Con la muerte de Procas, Numitor se convirtió en rey de Alba Longa, pero Amulio lo destronó y lo mandó a prisión; también forzó a que Rea Silvia, hija de Numitor, se hiciera sacerdotisa del culto a Vesta. Durante muchos años Amulio fue rey.
No hay comentarios:
Publicar un comentario