La palabra "Craso", se aplica a un error o equivocación que es grave y no tiene disculpa. Es una herencia del latín. Se dice que los romanos nunca habían invadido otros pueblos sin tener una excusa para ello (y que de hacerlo, no contarían con el apoyo de los dioses), hasta que Marcus Licinius Crassus cónsul en 55 a.C. decide invadir Partia, buscando honores para estar a la par con César y Pompeyo, pero en este caso, el cazador fue cazado, ya que los partos prepararon una emboscada genial asesinando a Craso (Crassus) y sus Legionarios (entre ellos su hijo Publius). Desde entonces, se decía Crassus Errare para referirse a un error como el de Craso (o cualquier error fatal).
En noviembre del 55, Craso abandonó Italia para dirigirse a su nueva provincia, donde prepararía una grandiosa expedición contra el imperio parto (invierno del 55–54). En el mes de junio del año 53 a. C., el ejército de Craso (compuesto por siete legiones, 4.000 jinetes y tropas auxiliares) fue masacrado en la Batalla de Carrhae —ante la superioridad de la caballería enemiga— en las proximidades de Carras, actual Harran en Turquía. Las legiones de Craso fueron incapaces de maniobrar tan rápidamente como sus oponentes. Craso rechazó los planes de su cuestor, Cayo Casio Longino de reconstruir la línea de batalla romana, y permaneció en formación de testudo. Más de 20.000 soldados perdieron la vida y cerca de 10.000 fueron hechos prisioneros (véase Legión perdida).
Posteriormente los hombres de Craso, cercanos al amotinamiento, exigieron que parlamentara con los partos, quienes se habrían ofrecido a encontrarse con él. Craso, abatido por la muerte de su hijo Publio en la batalla, al final estuvo conforme en encontrarse con el general parto. A su llegada al campamento parto, fue capturado y asesinado forzándole a beber una copa de oro fundido como un símbolo de su afán por las riquezas.
1 comentario:
La verdad, muy buena historia.
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