En 1946, en Inglaterra, Roland Berrill, abogado australiano y Lancelot Ware, científico y jurista inglés, fundaron Mensa, la asociación mundial de mayor prestigio entre sus pares dedicadas a la identificación y el fomento de la inteligencia. Su idea era crear una asociación de superdotados, cuyo único requisito de admisión fuese el cociente intelectual. El objetivo original, que sigue siendo el actual, era crear una asociación ajena a cualquier tipo de diferencias políticas, religiosas, ideológicas o nacionales. Mensa reúne así a todo tipo de personas de cualquier procedencia y formación con el objetivo de crear un ambiente socialmente enriquecedor.
Actualmente, más de 100 mil personas en el mundo están asociadas a Mensa. En la Argentina, hay 230 miembros distribuidos en todo el país, nucleándose más en la Ciudad de Buenos Aires, Córdoba, La Plata, Rosario y el Gran Buenos Aires. Los socios se comunican entre sí personalmente y a través de distintas listas de e-mail denominadas "Grupos de Interés Especial" y entre ellos entablan foros y actividades sobre temas diversos, como astronomía, literatura, música, negocios y juegos.
Mensa tiene tres objetivos declarados: identificar y promover la inteligencia en beneficio de la humanidad; promover la investigación sobre la naturaleza, características y aplicaciones de la inteligencia; y crear un ambiente social que fomente la actividad intelectual de sus socios.
Entre los miembros más conocidos que tiene y ha tenido la organización figuran Geena Davis, Jodie Foster, Asia Carrera, Arthur Clarke, Isaac Asimov, Jean Auel, Theodore Bikel, Sir Clive Sinclair, Marilyn vos Savant y.
El nombre de la organización, procede de mensa (mesa, en latín), en recuerdo a la "mesa redonda" del Rey Arturo, como símbolo de que es un club cuyos miembros son iguales en derechos y obligaciones.
Mensa Argentina
Mensa Argentina es una Asociación Civil sin Fines de Lucro que tiene su sede en el corazón de la Ciudad de Buenos Aires, a pocas cuadras del porteño Obelisco; se mantiene con el aporte de sus miembros, que deben pagar una cuota anual de treinta pesos para permanecer en el grupo.
Los exámenes de ingreso se realizan mensualmente en Capital Federal y, de acuerdo con las disponibilidades, también en el interior del país; los corrige en la Argentina un Psicólogo Evaluador Nacional autorizado por Mensa Internacional (con sede en Londres) y, para anotarse, los postulantes deben hacerlo a través de Internet en la página de la organización: http://ar.mensa.org
En esta prueba de inteligencia, hay que decir, se mide el cociente intelectual (CI en español, IQ en inglés). En los chicos, representa la relación entre la edad mental y la edad cronológica; es decir, el grado de desarrollo intelectual. En los adultos representa la relación entre la capacidad intelectual medida y el promedio de la población, para el cual la evaluación está estandarizada. El valor medio es CI=100. La mitad de una población tiene un CI de entre 90 y 110; el 68% se ubica entre 85 y 115; el 84% se halla entre 80 y 120 y hay un 8% tanto por debajo de 80 como por encima de 120.
Para ingresar al selecto club de las mentes brillantes que propone Mensa, hay que obtener un puntaje igual o superior a 148, que garantiza que la persona se encuentra entre el 2% más destacado de la población.
La prueba para determinar esto, es bueno aclarar, no consiste en un examen tradicional con preguntas y respuestas, ni tampoco está orientada a medir los conocimientos acumulados por cada persona. Se trata de una evaluación basada en nociones de lógica y representada a través de distintas figuras, cuya complejidad va aumentando a medida que se superan los ejercicios, con un determinado tiempo para realizarlos y a través de los cuales debiera aflorar la inteligencia innata de cada individuo, que en este caso se mide en puntos. Para superar esta prueba, como se dijo, se necesita un mínimo de 148 puntos.
"Tiene que ver con un desafío personal", explican sus miembros cuando se refieren a la prueba de inteligencia. "Estar entre el 2% de la población que tiene esta capacidad es un orgullo", apuntan.
Pero no todo es sencillo en el universo de Mensa. Sucede que, muchas veces, detrás de estas mentes geniales hay historias complicadas, de rebeldías, de infancias y adolescencias no del todo felices. "A veces aparecen niños con problemas de conducta, pero es una cuestión que puede obedecer al aburrimiento que experimentan estos chicos en clase. Hay mucha incomprensión y hasta pueden ser víctimas del aislamiento de sus propios compañeros".
Muchos son autodidactas, aprenden a leer, escribir, hacer cuentas, jugar al ajedrez, etc. a edad temprana y asombran, ya de chicos, con sus conocimientos. Por lo general, se explica, los maestros no están preparados para tratar a este tipo de alumnos. Los hacen callar, no los dejan participar y se los aísla.
La principal característica de este grupo es la heterogeneidad y la multiplicidad de intereses intelectuales: hay estudiantes, ingenieros, médicos, abogados, escribanos, calígrafos, físicos, politólogos, filósofos, docentes, informáticos, gerentes de empresa y hasta un dibujante.
Esa es la idea primordial de Mensa. Una asociación que está abierta para individuos de cualquier profesión, religión, ideología, sexo o filiación política. El criterio para la aceptación es sumamente pluralista, dado que no existe condición previa de ninguna clase. Sólo debe aprobarse la evaluación de ingreso. Sólo hay que demostrar que uno tiene el cociente intelectual necesario.
Ahora bien, ¿se puede realmente medir la inteligencia a través de un examen? Para las autoridades de Mensa Argentina, encargadas a su vez de evaluar las pruebas mensuales que se toman en el país, el examen que toma la organización "consiste en un test abstracto, donde se elimina toda posibilidad de factor cultural o étnico. Estas pruebas abstractas nivelan las dispersiones estadísticas ya que no involucran lo cultural, como la capacidad matemática o lingüística. Con todo, los encargados de evaluar aclaran que esta prueba de ingreso implica un requisito para entrar en Mensa y nada más. Incluso aseguran que se ha tratado de eliminar el tema de puntaje, "para que no se crea que es una evaluación intelectual sino más bien un juego para ingresar".
El 70% de los que intentan ingresar, se informa, son hombres, aunque se aclara que las mujeres que intentan la prueba generalmente la rinden con éxito. En general, se apunta, los superdotados que se presentan a Mensa son personas inquietas, "con muchos intereses, que les gusta aprender, conocer y saber de muchas cosas". Una vez ingresados, los miembros realizan reuniones semanales, cenas, competencias deportivas y juegos, no sólo para los miembros, sino para cualquier persona interesada en participar.
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