En 1323 en Cerdeña, los aragoneses desembarcaron cerca de Cagliari y conquistaron la isla. En señal de gratitud construyeron una iglesia, que donaron a la orden mercedaria; sobre la cima de un monte que era conocido con el nombre de Bonaria (del Buen Aire). Este nombre se debía a que Cagliari tenía una depresión en su centro donde se juntaban los humos del fuego de la ciudad, una especie de smog, mientras que la cima sobresalía de esa humareda.
Se cuenta que el fray Carlo Catalano, fundador del convento de la Merced en Cagliari, profetizó que un hecho milagroso sucedería en aquel lugar después de que él falleciera. En efecto, según la creencia, en abril de 1370, un barco mercante partió de España hacia la península itálica y se encontró con una peligrosa tormenta que obligó a los tripulantes a deshacerse de la mayor cantidad de carga que pudieran, para no zozobrar. En el momento en que arrojaban una gran caja, el mar y la tormenta se calmaron en forma repentina, y aunque el resto de las pertenencias tiradas se hundió, la caja se mantuvo a flote.
Cuando intentaron acercarse a ella, se trasladó, y así durante toda la travesía la siguieron hasta que llegaron a Cagliari, donde la caja se varó. Los marineros intentaron entonces abrirla sin éxito hasta que un niño decidió llamar a los hermanos mercedarios que estaban en el convento. Estos no tuvieron dificultad en trasladar la caja al convento y abrirla. Pero para su sorpresa encontraron en el interior una imagen de Nuestra Señora de la Candelaria con una candela encendida en su mano derecha. Deciden entonces entronizarla en el altar mayo bajo la advocación de Nuestra Señora del Buen Aire.
Al conocerse la historia de cómo la imagen había salvado a los marinos, y del milagroso desenlace, los navegantes comenzaron a venerarla y se convirtió en su patrona. Uno de esos navegantes fue el español Pedro de Mendoza. Este marino fue el primer Adelantado del Río de La Plata y en 1536 arribó a lo que llamó bahía de la Candelaria, en dicho río, sobre lo que hoy sería la bahía de la ciudad de Montevideo. Luego decidió esperar intencionalmente hasta el 2 de febrero, día de la Candelaria, para arribar a la costa oeste y fundar, al desembarcar, el asiento de Nuestra Señora del Buen Aire, hecho que es conocido actualmente como la primera fundación de la ciudad de Buenos Aires. Dos religiosos llevaron además una imagen de la virgen. La ciudad se abandonó posteriormente y Buenos Aires fue refundada en otra posición por Juan de Garay en 1580.
En la actualidad, una imagen donada por la Federación Sarda Argentina hace medio siglo, se encuentra en la plaza Cerdeña, frente a la Dirección Nacional de Inmigraciones (Avenida Antártida Argentina 1455, Buenos Aires).
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