Esta batalla, que duró 7 meses, significó el comienzo del fin para las fuerzas alemanas. Los soviéticos renacieron del letargo y se lanzaron con todo ímpetu sobre la Alemania Nazi. Las bajas fueron impresionantes y la revancha sanguinaria.
Unos 500.000 prisioneros sumados entre alemanes y aliados partieron rumbo a Siberia y una parte de ellos fue utilizada para reconstruir la ciudad, no sin antes sacar los cadáveres alemanes para ser incendiados en una pira en las afueras. Oficialmente 91.000 fueron los prisioneros de las batalla final de la Ciudad de Stalingrado, de estos muy pocos estaban vivos para el comienzo de la primavera(solo 5.000 a 6.000 alemanes sobrevivieron hasta el fin de la guerra).
Unos 400.000 prisioneros murieron en los meses siguientes, en muchos casos de hambre. Otros 25.000 se quedaron para reconstruir la ciudad, no más de 10.000 sobrevivieron. Los mercenarios rusos y ucranianos que lucharon al lado de los alemanes, unos 50.000 al inicio de la batalla, fueron ejecutados inmediatamente.
Las consecuencias de esta catástrofe nazi fueron inmensas y de gran alcance. Por primera vez, Alemania perdía la iniciativa de la guerra y tenía que colocarse a la defensiva. Alemania ya no podría avanzar más hacia el este. Después de esta batalla la Unión Soviética surgió engrandecida y con la iniciativa de la guerra que la asolaba en las manos de sus líderes.
Además, el comandante de la Luftwaffe, Hermann Göring, cayó en desgracia ante Hitler, al no poder cumplir la orden de abastecer por aire a las fuerzas alemanas cercadas, como había prometido.
Alemania perdió todo el 6° Ejército y parte del 4º Ejército Panzer e incontables recursos materiales que no se pudieron reemplazar con la misma facilidad con que la URSS podía con sus propias bajas (aún más terribles incluso que las alemanas).
Los rusos, aparte de recibir una ciudad derruida al 99%, habían sufrido dos millones de muertos civiles y más de 750.000 bajas militares. De estos, 13.000 habían muerto ejecutados por sus propios compatriotas, acusados de cobardía, deserción, colaboracionismo, etc. El triunfo de esta batalla trascendió los limites de la Unión Soviética e inspiró a todos los aliados e incentivó a la resistencia en todas partes. El rey Jorge VI de Inglaterra le regaló a la ciudad una espada forjada especialmente en su honor, y hasta el poeta chileno Pablo Neruda escribió versos celebrando la victoria, lo cual transformó esta lucha en un símbolo y en un punto de quiebre para toda la guerra.
Paulus sobrevivió a la guerra y volvió a Alemania en 1952. Zhukov reclamó para sí el éxito de Stalingrado, pero se le concedieron todos los créditos a Vassili Chuikov, que fue ascendido a capitán general, a cargo de un ejército que marcharía luego a Berlín. Antes del colapso de la URSS en 1991 estaba prohibido calcular el número real de bajas por temor a que el sacrificio de vidas fue excesivo; hoy se sabe que allí murieron más de dos millones de soviéticos entre civiles y militares.
1 comentario:
Estoy viendo el documental y me está resultando muy interesante, sobre todo por las imágenes de época. Aún así, no se si sobreestima la táctica de mandar perros con explosivos bajo los tanques alemanes, ya que segun expica Anthony Beevor en su libro "Stalingrado", se desechó pronto dicha táctica porque los perros fueron adiestrados según el método de Pavlov para buscar comida bajo los carros de combate y, evidentemente, no distinguían entre tanques rusos y alemanes.
Por cierto y como curiosidad, en las efemérides de los periódicos que suelo leer (Diario La Rioja y Diario Vasco cuando vivía con mis padres), se sitúa la fecha del fin de la batalla de Stalingrado el 31 de enero, día en que se rindió Paulus, aunque el 2 de febrero fuera la fecha oficial al rendirse los últimos combatientes alemanes.
Hale, un saludo y perdón por el ladrillo.
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