¿Cuándo volaron por primera vez los pájaros?
ADN.es Hasta ahora, los libros de historia natural asignan de forma casi unánime una fecha aproximada para el surgimiento de los pájaros: hace unos 60 millones de años. Más o menos, al mismo tiempo que desaparecían los dinosaurios. A numerosos científicos, sin embargo, las cuentas les salen de otra manera.
El método de investigación tradicional, el de la observación de los restos fosilizados de los primeros precursores de las aves, sitúa su nacimiento a finales del cretácico. Otra aproximación alternativa, que atiende a las evidencias aportadas por el llamado "reloj molecular", lo considera mucho más antiguo.
A la discusión ya antigua entre paleontólogos, que los propios expertos califican como "rocks vs clocks" (literalmente, piedras contra relojes), se suman los últimos cálculos, efectuados por investigadores de varios centros científicos de Estados Unidos conforme a la segunda de las dos técnicas, y que atrasan el nacimiento de las aves mucho más de lo que sugieren los fósiles, hasta hace 100 millones.
Dos técnicas mal avenidas
La técnica del reloj molecular examina los rastros de ADN y estima la edad de una especia en función del número de mutaciones de las que se tiene constancia, gracias a una escala que relaciona ambos parámetros: su funcionamiento se basa en que cada cierto tiempo debe darse uno de esos cambios genéticos aleatorios.
Uno de los autores del estudio señala que su pretensión era la de estrechar las divergencias entre los cálculos de ambas familias de paleontólogos, pero ha terminado consiguiendo lo contrario: aumentar la brecha a nada menos que 40 millones de años. Los investigadores reconocen que ambas técnicas, la del registro fósil y la del reloj molecular, tienen serias carencias.
Mientras que la primera, siendo bastante precisa en cuanto a su datación sólo permite mostrar las cambios genéticos en las especies cuando estos se hacen visibles (en el cuerpo del animal), y no cuando realmente se han producido, la segunda es imprecisa, pues se basa en modelos matemáticos creados ex profeso, para calcular la tasa de mutaciones. Por eso, explican, sigue habiendo mucho campo para investigar.
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