Para conseguir que el cerebro sea capaz de adivinar la posición de la fuente de sonido, se graban las secuencias de cada oído independientemente empleando una cabeza de dummy con dos micrófonos a la altura de cada oreja (véase foto). Luego ambas grabaciones se recombinan usando un algoritmo llamado Cetera, y el resultado se emite por un único canal.
La idea es imitar la forma en que el cerebro interpreta el sonido y procesa las distancias, llamado escucha binaural. Ahora, tienen que ponerse unos auriculares en sus oídos y escuchar la demostración. De hecho cierren los ojos (si pueden), se van a sorprender bastante.
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