18 de agosto de 2009

Crisis financiera, crisis mundial y fin del mundo

Navegando por la blogosfera me topé con este post que me pareció sorprendente el cual paso a compartir con vosotros.

"¿Cuántos años estimas que le quedan a la humanidad?"

"¿Cuánto le queda de qué?"

y la réplica fue contundente:

"Antes de desaparecer, colapsarse, destruirse."

Excelente momento para voltear a ver al mesero y exigirle la botella de Faustino V, y los caballitos de tequila, lo antes posible.

Habíamos estado conversado apenas unos momentos antes sobre la actual crisis financiera mundial y, dado que entre los presentes teníamos una variopinta mezcla de ideologías, se perfilaba una conversación más político-financiera que apocalíptica. Sin embargo había material para dar el salto...

Quizá suene aún a broma, pero es un hecho que la crisis que ha estallado en el vecino país del norte amenaza, cual tsunami electrónico (pues últimamente todas las crisis económicas tienen un fuerte componente virtual), con azotar nuestra vida cotidiana en oleadas sucesivas y crecientes. Para cuando escribo esto ya se ha declarado en quiebra la empresa controladora de Comercial Mexicana, por los futuros en dólares que había comprometido. Islandia, sí, Islandia, como país, se ha declarado en quiebra y ha salido Rusia en su rescate. Los mayores bancos de inversión del mundo están más desprestigiados que la presidencia de Hugo Chávez y su poder económico se sitúa al nivel de sus homónimos de Kazajstán.

La desconfianza generalizada en el sistema financiero americano propició una hecatombe en las bolsas de todo el mundo, por una natural tendencia del mercado a preferir a volver líquidas sus inversiones, lo que provocó la caída en los precios de las acciones. Y esto redundó ahora en una crisis cambiaria. De acuerdo con lo que pude conversar con algunos entendidos en el tema, si el gobierno mexicano no hubiera puesto las reservas por delante, hoy el dólar podría estar tranquilamente en los $18 ó más, con lo cual la crisis alcanzaría de manera contundente al sector industrial y comercial del país. Lo curioso es que todo esto surge de una crisis a nivel de banca de inversión, por la especulación con la burbuja hipotecaria, y no de la banca que da servicio comercial y/o industrial. Sin embargo, como pequeñas fichas de dominó, una va tirando a la otra.

Un ejemplo gráfico y simple pero creo que entendible: si usted había ido de "shopping" a Estados Unidos y tenía en su tarjeta una deuda por, digamos, US$1,000.00, hace una semana, debería haber pagado alrededor de $10,000 pesos mexicanos. Si no lo hizo, su deuda creció a $12,500 pesos mexicanos en estos días. $2,500 pesos "extra". Dinero que usted no se comió, no se bebió, no disfrutó, pero ahora debe... por el siemple hecho de los altibajos cambiarios. A nivel de empresas esto puede provocar (y ya lo hizo) quiebras macro, lo que implicará gente que se queda sin trabajo, escalada de precios en gasolina, alimentos y demás productos y servicios, etc.

Hasta aquí va lo que cualquier mortal con dos neuronas conectadas en línea y acceso a los noticiarios puede intuir por su propia cuenta. Con esto es posible desarrollar cualquier conversación en un restaurante sobre el impacto que tendrá la crisis en nuestro país, en nuestra economía personal, si estamos o no preparados, sobre si la actuación de Carstens y de Calderón fue la correcta o no, sobre si el nivel de reservas aguantará el tiempo suficiente, o si el rescate americano logrará devolver confianza a los mercados... ya varios moneros y editorialistas de todas las corrientes se han esmerado en opinar, criticar y seguir alimentando un debate "sabroso" pero quizá estéril... Por que ahora, además, debemos de soplarnos a todos los "pseudo-entendidos" en finanzas que ya comienzan a enarcar la ceja, levantar su dedo acusador y emitir con ese aire de soberbia: "era obvio", "se veía venir", "claro, ya lo esperaba..." (nunca he entendido por qué las crisis, después de ocurridas, resultan siempre algo "obvio" para tanta gente).

Y aquí entran muy sutilmente los pequeños elementos que se intuían en la pregunta que me había hecho mi interlocutor. Para empezar, el rescate americano a su sistema financiero no es un tema resuelto. Aún a pesar de haber sido ya aprobado, el Congreso sigue dividido, los candidatos presidenciales están divididos, la presidencia de Bush está completamente rebasada y los mercados aún no tienen confianza pues intuyen que la crisis no ha terminado. Y si bien Adam Smith le atribuyó un poder desmedido a "la mano detrás de los mercados", es un hecho que hay sabiduría en ellos. El mercado intuye que la crisis está lejos de ser "controlada".

La pregunta que más duele hoy en Estados Unidos es: ¿por qué los beneficios económicos de todas estas instituciones financieras han sido PRIVADAS los últimos 10 años y hoy que están en crisis, el costo será PÚBLICO???? Es decir, por qué tenemos que pagar todos los contribuyentes los "golden parachutes" de los jerarcas de Wall St. La pregunta tiene mucho fondo. Más aún que la respuesta obvia: si no los rescatamos el desastre será mayor. Por supuesto, pero eso no nos devuelve credibilidad. Ni fé.

El problema es mucho más grave de lo que los medios dicen ahora. Y vaya que los medios se han empeñado en hacernos ver que el futuro viene más negro que el posible próximo Presidente de los E.E.U.U. pues tienen esa particular tendencia al "drama-drama-drama". El problema es que los medios, por antonomasia, carecen de la capacidad de realizar análisis profundos y/o de largo plazo pues lo suyo es la inmediatez y la generalización (Sartori, Homo videns). Y ese es quizá el punto medular de toda esta reflexión. Por supuesto que la crisis financiera es terrible y que el caos que se avecina será duro en todos los niveles, pero es tan sólo un síntoma de algo más profundo, más grave, más extendido y cuyo alcance estamos comenzando a entrever. Un caos que no se ve a simple vista, pero que podemos atisbar viendo sus efectos...

Desde hace varios años se está señalando que existe una posible crisis ambiental. Estos comentarios se han recrudecido, en parte gracias al alarmismo de Al Gore (who used to be the "next president" of the United States), pero también gracias a las evidencias científicas y mediáticas que han ido reuniendo equipos de gente desde hace años. (Hasta mi hija de 6 años lo sabe, gracias a los documentales de la BBC). Todavía hace poco más de un año se hablaba de que el calentamiento global de la Tierra está alcanzando niveles peligrosos. Se hacían chistes acerca de si los atletas en China competirían con mascarilla de oxígeno o los veríamos caer como pajarillos sobre las pistas... Estas crisis se resuelven cuando la voluntad y los recursos para lograrlo se enfocan correctamente, sin embargo por ahora no ocupan las primeras planas.

Poco antes de que se llevaran a cabo las olimpiadas en Beijing, el mundo estaba realmente preocupado por la Crisis Alimentaria. Se escribieron artículos, se hicieron entrevistas, se realizaron censos, se discutió sobre si era verdadera o no y el hecho es que la cantidad de alimentos que se están cultivando en el mundo no alcanzan para toda la población. Diversas catástrofes naturales y cambios climáticos, producidos por las variaciones en la temperatura promedio, habrían bajado el rendimiento por km2 de tierras de cultivo en India, China, Sudáfrica y América del Sur. Pero de súbito todo eso ya no está en conversaciones de nadie. Ni en los medios.

Wall Street es hoy por hoy "the new flavor of the month".

Se hablaba de una ralentización de la economía europea, de que España estaba sometida a una desaceleración fuertísima, y hoy parece que todo se explicará mediante la crisis financiera americana. Y ni hablar de la crisis de liderazgo político que se ha instalado en el mundo desde hace ya unos años. Comenzó por las elecciones en Sudamérica que inquietaron a más de un ideólogo de derechas. Pero los erráticos comportamientos de las izquierdas sudamericanas y la pobre actuación de los políticos social-demócratas europeos comenzaron a hablarnos de la falta de un verdadero liderazgo mundial. Los chistes sobre Bush son tantos y en tantos idiomas que ya es imposible generar un sistema para compendiarlos a todos. Sarkozy es más interesante por su vida marital y sus desplantes con campesinos franceses, que por ser un verdadero ideólogo europeo. Merkel se asienta con prudencia, pero ha fallado en lograr confianza de su propio pueblo. Y si quisiéramos hablar de México, sencillamente no acabaríamos. Tenemos una crisis de liderazgo hoy, aquí, y en todo el mundo.

Y esa crisis de liderazgo, señalan algunas instituciones se traduce también en una crisis de valores generalizada. Pero esto era tan sólo otro resultado natural. Los "valores" entendidos como parte integral de un Bien Común exigen el reconocimiento de un "tú" dentro de "mis" planes. Si hay crisis de valores, es que no hay una concepción del valor y la dignidad de "la otredad"...

El derrumbamiento de los mercados NO es el problema. Es como la fiebre: hay que combatirla, pero no es más que el síntoma. Hay "otra" crisis: La Crisis del Sistema. No del financiero, no del climático, no del alimentario, ni siquiera del político. Del Sistema Total. El sistema mundial, la manera en la que estamos organizados como entidad, como grupos humanos interrelacionados, está demostrando que ha dado de sí. La falta de confianza en los mercados se nutre de la pobre instrumentación de políticas sin contemplar la Responsabilidas Social inherente a las mismas. Pero esa falta de comprensión de la responsabilidad consecuente en los gobiernos está presente en todos los estratos. No sólo es no confiar en la iniciativa privada, sino en el gobierno. Y finalmente, en la gente. La falta de generosidad en una sociedad cualquiera es la prueba fehaciente de que existe falta de confianza en todos los niveles: no sólo desconfío del presidente de otro país, ni del propio. Desconfío de mis instituciones, de mi empresa, de mis vecinos, de todos. La Crisis de Valores, en este marco, se entiende también como una respuesta natural a un entorno percibido como hostil hacia el individuo y la familia. Vamos es una especie de "Sálvese quién pueda" (similar al que gritan todos los días los ejecutivos de inversión de la banca mundial), en el que "cada persona que vea por sí misma".

Cuando un niño romano cumplía 4 años de edad, sus padres lo "presentaban" en sociedad y el discurso del padre ante el público en la fiesta incluía una frase que decía más o menos así: "Hijo mío, naciste Ciudadano Romano y por ello estás llamado a dominar el mundo. Hazlo siempre con justicia, y con firmeza". Cuando le dices a un niño de 4 años que nació para conquistar el mundo, se lo cree... y los Romanos son el Imperio por el cual se miden actualmente todos los estados occidentales modernos, lo quieran reconocer o no.

Hoy los niños no creen que nacieron para gobernar el mundo. No lo creen sus padres, no lo creen sus maestros, ni lo creen sus líderes. Se les ve casi con lástima, no con esperanza. Ya les tocará "arreglar" el caos que estamos dejando... Nadie cree en ellos ni en el futuro. Esa es la verdadera crisis hoy. Y cuando un mundo no cree en sí mismo... se hace necesario un "Tiempo de cambios"...

fuente: comportamiento emergente

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