Los cuadrados mágicos llegaron a América con las distintas colonizaciones y se hicieron tan famosos como lo eran en Europa. Al paso de los siglos científicos y matemáticos se dedicaron al estudio ya no de sus propiedades mágicas sino de sus propiedades matemáticas, que son muchas. Como ejemplo, cabe mencionar que Benjamín Franklin dedicó varias horas de su vida a estudiar y a crear muy diversos cuadrados mágicos.
- Cada renglón suma 260
- Cada columna suma 260
- La primera mitad de cualquier renglón suma 130
- La segunda mitad de cualquier renglón suma 130
- La primera mitad de cada columna suma 130
- La segunda mitad de cada columna suma 130
- Los cuatro números de las esquinas más los cuatro números del centro suman 260
- La suma de los cuatro números de cualquier cuadrado de 2 x 2 es 130
- Los cuatro números de una diagonal que sube más los cuatro número de la diagonal respectiva que baja suman 260
El primer registro de un cuadrado mágico que aparece en la historia es en China alrededor del año 2,200 a.C. Se llama el "lo-shu" y cuenta una leyenda que el emperador Yu lo vio inscrito en el caparazón de una tortuga en las orillas del río Amarillo y que mandó copiarlo en una tablilla de barro inmediatamente. Desde entonces, se le atribuyeron a este cuadrado mágico propiedades religiosas y mágicas que servían en la astrología y en la predicción del futuro.
Para los chinos los números pares representan el "yin", el principio femenino del universo, y los números impares representan el "yang", el principio masculino. En el cuadrado mágico "lo-shu" ambos principios se encuentran armoniosamente distribuidos y se complementan de manera natural.
En occidente, los cuadrados mágicos aparecen por primera vez en el año 130 d.C. en los trabajos de un astrónomo griego llamado Teón de Smyrna. Más tarde, alrededor del 1,300 d.C., los cuadrados mágicos eran ya conocidos por toda Europa. Los astrólogos y médicos medievales los usaban con mucha frecuencia para predecir el futuro, curar enfermedades y como amuletos para prevenir plagas y maleficios; inclusive en algunas cortes europeas los platos para comer llevaban inscritos cuadrados mágicos para prevenir a los comensales de posibles envenenamientos.
En el renacimiento, los cuadrados mágicos empezaron a estudiarse desde el punto de vista matemático y varios científicos y artistas los usaron como ilustraciones para sus obras.
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