Se dice de una victoria que es pírrica cuando que se consigue con muchas pérdidas en el bando aparentemente o tácticamente vencedor, de modo que aun tal victoria puede terminar siendo desfavorable para el aparentemente o tácticamente vencedor.
El nombre proviene de Pirro, rey de Epiro, quien logró una victoria sobre los romanos con el costo de miles de sus hombres. Se dice que Pirro, al contemplar el resultado de la batalla, dijo
Otra victoria como ésta y volveré solo a casa
Batalla de Heraclea
Esta ocurrió en el 280 a.C. cuando Pirro atacó a los romanos con sus propias tropas y los tarentinos. Dispuso su ejército entre las ciudades de Pandosia y Heraclea de Lucania, en el cauce izquierdo (septentrional) del río Siris. Los romanos acamparon en la ribera sur del río, y dieron comienzo al combate. Cruzaron el río y fueron atacados inmediatamente por la caballería de Pirro, que lideraba la carga en persona, distinguiéndose como era habitual por sus gestos de valor individual.
Los romanos, por su lado, aguantaron el ataque con bravura; y Pirro, viendo que su caballería podía no ser suficiente, ordenó avanzar a la infantería. La batalla seguía disputada, y hasta siete veces avanzaron y retrocedieron ambos ejércitos. No fue hasta que Pirro trajo sus elefantes a vanguardia, avasallando todo a su paso, que los romanos emprendieron la huida. La caballería tesalia completó la persecución y derrota.
Los romanos huyeron en una gran confusión a través del río Siris, dejando su campamento al conquistador. La batalla había durado un día completo, y fue probablemente la llegada del anochecer lo que salvó al ejército romano de una destrucción completa. Aquellos que escaparon buscaron refugio en una ciudad apulia. En número de bajas de ambos ejércitos varía según las fuentes, pero las pérdidas de Pirro, aun inferiores a las romanas, fueron bastante considerables, y una gran proporción de sus oficiales y mejores tropas habían caído.
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