El cuarzo es un mineral que se encuentra en la naturaleza y es utilizado para mantener a los relojes en hora. Esto es posible gracias al efecto piezoeléctrico del cuarzo y otros cristales, descubierto en 1927 por el ingeniero Warren Marrison de Bell Laboratories. Este efecto consiste en que, cuando se comprimen o estiran determinados tipos de cristal, sus átomos producen un campo eléctrico.
Para los relojes de cuarzo, se emplea una parte diferente de dicho efecto: la aplicación de campo eléctrico al cristal logra que éste cambie de forma, es decir, oscila. Al aplicarle una corriente eléctrica, el cuarzo vibra entre 33.000 y 4.000.000 de veces por segundo en forma regular, por lo que los intervalos de tiempo son precisos.
Así es que se logró hacer un reloj con una precisión de 1 segundo por década. Tiempo más tarde, Seiko lanza para la navidad del ´69 el primer reloj de pulsera con cuarzo.
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