La erupción del Monte Saint Helens (Monte Santa Helena) en 1980 fue una de las erupciones volcánicas más catastróficas del siglo XX (IEV = 5, 1,2 km3 de material expulsado). La explosión ha sido la mayor de todas las ocurridas en Estados Unidos, superando en volumen de material expulsado y en poder destructivo a la explosión de Lassen Peak en California, en el año 1915.
La explosión fue precedida por dos largos meses de terremotos y expulsiones de vapor, causados por una inyección de magma en una zona de escasa profundidad bajo la montaña, que dio lugar a la fractura de la cara norte del Monte Saint Helens. El 18 de mayo de 1980 a las 8:32 a.m., un terremoto sacudió la tierra y la debilitada cara norte se desplomó repentinamente, liberando gran cantidad de gases, lava y rocas calientes que volaron hacia el Lago Spirit tan rápido como tardó la cara norte en desplomarse.
Una gran columna de cenizas volcánicas comenzó a elevarse hacia la atmósfera. Dicha ceniza llegó a depositarse en 11 diferentes estados de EEUU. Al mismo tiempo, la nieve, el hielo y varios glaciares enteros del Monte St. Helens comenzaron a fundirse, formando una serie de largos lahares que alcanzaron el río Columbia. Durante los siguientes días se produjeron pequeñas erupciones y solo una de gran magnitud, aunque no tan destructiva como la primera. Cuando la ceniza por fin se asentó, se pudieron contabilizar los daños sufridos: 57 personas (entre ellas el posadero Harry Truman y el geólogo David A. Johnston) y miles de animales murieron, cientos de kilómetros cuadrados de terreno fueron totalmente arrasados, más de mil millones de dólares en daños materiales y el Monte St. Helens con un inmenso cráter en su cara norte (antes la "cara graciosa"). Toda el área fue más tarde protegida y convertida en el Mount St. Helens National Volcanic Monument.
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