A los 95 años, el ingeniero Custodio Soria Bravo narró, en LA GACETA del 18 de agosto de 2002, sus recuerdos de estudiante. Venido de La Rioja, cursaba el Instituto Técnico en la década de 1920, cuando era rector de la UNT el doctor Juan B. Terán. Un día lo llamó el jefe de la mesa de entradas. Cerró con llave la puerta de su despacho y le dijo que "a partir de este mes, por haber venido de otra provincia, usted va a recibir 30 pesos que, como son del sueldo del doctor Terán, él tiene prohibido que se sepa". Agregaba Soria Bravo que "luego se comprobó que Terán repartía casi todo su sueldo en becas".
En realidad, no era "casi todo" sino todo el sueldo. Lo mismo hizo el doctor Juan Heller, quien fue rector de la UNT en reemplazo de Terán durante todo el año 1926. En carta personal del 11 de noviembre de 1935, Heller decía a Juan B. Terán que "los rectorados, lejos de darnos provecho, nos han costado dinero propio, y a usted más que a mí. De mi sueldo de rector no he aprovechado un solo peso y aquel pasaba íntegro para becas a alumnos pobres que han sostenido el nombre de la institución y han sido su justificación. De los esfuerzos y preocupaciones de usted nada digo: ellos exceden todo encomio".
Como es sabido, Juan B. Terán dirigió la casa desde 1914 hasta 1929, descontando los intervalos de año y medio en 1921-23, y el viaje a Europa en 1926. Falleció el 8 de diciembre de 1938. Pronunció uno de los discursos fúnebres el doctor Rodrigo Amorortu, ex presidente de la Corte Suprema de Justicia de Tucumán y de la Sociedad Sarmiento.
Afirmó claramente Amorortu que "durante los años que desempeñó el rectorado de la Universidad, Terán no cobró la remuneración mensual que fijaba el presupuesto, dedicando su importe al pago de varias becas destinadas a alumnos pobres provenientes de las provincias limítrofes con Tucumán". Le parecía que el dato era "de la categoría de los que conviene destacar, para ejemplo de los demás"
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